No quiero, desde hace días,
cambiar por otras vacías
las sábanas de mi cama.
No quiero que la lejía
con su ósea mala fama
las deje color de muerto.
Quiero dormir en el huerto
con las sábanas cargadas
y las historias despiertas.
En ese huerto he plantado
entre telas tántos sueños
que ni en sueños contaría.
Que quiero volver con ellos
para continuar la trama
de todo lo que he soñado
y conocer cómo acaban.
Porque sé que cada cosa,
por pequeña que se sueña,
ha salido de mi entraña
para mostrarme borrosos
los motivos de mi caos,
o para entender el vuelo
a medio palmo del suelo.
Para evidenciar terrores
o vaticinar fracasos.
Para apostarme los dedos
y perderlos a los dados.
O para fumar de nuevo.
Para perseguir dinero
o para hablar con mi abuelo.
En las sábanas escribo
las aventuras que vivo
cuando de ésta reposo.
Y al despertar me pregunto
porqué prefiero ese mundo
construído de la nada
al palpable y ambicioso
que no cabe en mi almohada.
Del andén al tren postrero
pido el último deseo:
Al cubrirme con la losa
para ser carne de duelo
que no me falte la prosa
rimando un verso en mi caja.
Que no me falte una llama
para quemar mi mortaja
y ponerme mi pijama!
KarlosKosas
6 – Mayo – 2015
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